Nuevo giro en la guerra de Ucrania y Rusia con los graves disturbios en la región de Daguestán el pasado domingo. Moscú ha acusado este lunes a Kiev de querer «provocar» después de que una turba asaltara un aeropuerto de Majachkalá para «atrapar» a pasajeros judíos a bordo de un vuelo procedentes de Tel Aviv.
Los manifestantes irrumpieron en el aeropuerto con banderas palestinas, rompieron cristales y corrieron por las pistas de despegue y aterrizaje al grito de «Allahu Akbar» o «Dios es más grande». Se vio a un grupo intentando volcar un camión patrulla de la policía, mientras que otro vídeo compartido por las redes sociales mostraba a los protestantes en la pista rodeando un avión de Red Wings que había llegado de Tel Aviv.
La turba se citó en el aeropuerto después de que un mensaje en la aplicación de mensajería Telegram instara a los daguestaníes a recibir a los «huéspedes no invitados» de «forma adulta» y a hacer que el avión y sus pasajeros dieran media vuelta y volaran a otro lugar.
Estados Unidos ha condenado estos actos antisemitas y ha dicho que Occidente no ha tenido nada que ver en este asunto tras las acusaciones de Vladimir Putin tildando de que todo estaba orquestado por Occidente y que Ucrania tenía un «papel directo» en los disturbios. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., John Kirby, ha dicho que es la clásica «retórica rusa»: «Occidente no tuvo nada que ver con esto. Esto es sólo odio, intolerancia e intimidación», dijo en rueda de prensa.
«Algunas personas lo compararán con los pogromos de finales del siglo XIX y principios del XX y creo que probablemente sea una descripción adecuada, dado el vídeo que hemos visto por ahí», ha recalcado Kirby. Ucrania también rechazó enérgicamente las acusaciones y señaló el «antisemitismo profundamente arraigado» de Rusia.