La Casa Blanca anunció este viernes un paquete de seguridad de 106.000 millones de dólares para financiar los principales frentes en política exterior y doméstica, horas después de que Joe Biden pronunciara el jueves por la noche un discurso a la nación en el que hizo un llamamiento a apoyar y financiar a Israel y Ucrania.
El presidente de EE.UU. calificó el apoyo a sus socios frente a la invasión de Rusia y frente a los ataques terroristas de Hamás como algo «vital para la seguridad nacional estadounidense» y razonó que ambos conflictos están intrincados y suponen una amenaza para EE.UU.: «Hamás y Putin representan amenazas diferentes, pero tienen algo en común: ambos buscan la aniquilación total de una democracia vecina».
La Administración Biden dio este viernes los detalles del paquete de seguridad, con un monto superior incluso a lo que los aliados demócratas del presidente en el Congreso habían esperado. Incluye 61.000 millones de dólares para Ucrania -el coste estimado de ayuda para todo el año 2024- y 14.000 millones para Israel. Además, prevé otros 7.000 millones para contener a China, 10.000 millones para ayuda humanitaria en todos esos conflictos y 14.000 millones para mejorar la seguridad en la frontera sur de EE.UU.
La idea de Biden es agrupar esas partidas en una sola apropiación de fondos para forzar a los republicanos a seguir financiando la guerra en Ucrania, algo que cada vez tiene menos apoyo en el electorado conservador.
Guerras intestinas
Pero, antes de convencer a sus rivales políticos, Biden necesita que los republicanos resuelvan sus líos internos. Cualquier propuesta legislativa al respecto tiene que pasar por la Cámara de Representantes, uno de los dos órganos del Congreso, y está paralizada por la ausencia de ‘speaker’, de presidente, debida a las guerras intestinas en la bancada republicana.
Una revuelta de diputados extremistas expulsó a comienzos de mes a quien fue presidente desde que los republicanos recuperaron la mayoría en las elecciones legislativas del año pasado, Kevin McCarthy, y más de dos semanas después no han logrado unirse alrededor de un candidato.
Este viernes, el aspirante trumpista al cargo, Jim Jordan, fracasó por tercera vez en una votación en el ‘pleno’ de la Cámara, donde se volvió a mostrar la división en su grupo parlamentario y se mantuvo la incertidumbre sobre la instauración de un nuevo ‘speaker’, sin el cual el órgano no puede impulsar ni aprobar legislación.
Tras la votación los republicanos celebraron una reunión a puerta cerrada para votar si Jordan debería permanecer como candidato a ‘speaker’ y decidieron en contra. Tras esa decisión, no estaba claro quién será el próximo candidato ni cuándo se reunirá la bancada republicana para nominarlo.
Biden seguía estos acontecimientos en el Congreso mientras celebraba la segunda cumbre EE.UU.-Unión Europea, con la visita a la Casa Blanca de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. En la agenda, la unidad trasatlántica en el apoyo a Ucrania e Israel y la batalla arancelaria entre la primera potencia mundial y la Unión Europea, que sigue viva y para la que, al cierre de esta edición, no se había alcanzado ningún acuerdo nuevo.
Apoyo firme a Ucrania
«Los acontecimientos en Oriente Próximo no deben distraernos respecto a nuestro apoyo rocoso a Ucrania», dijo Von der Leyen al comienzo de la cumbre. La presidenta europea recordó que el bloque ha otorgado hasta el momento 90.000 millones de euros a la causa ucraniana, incluido el apoyo militar, ayuda humanitaria y recepción de cuatro millones de refugiados. La UE busca entregar otros 50.000 millones durante los próximos años pero, como en EE.UU., el creciente hastío sobre la financiación del Gobierno de Kiev ha abierto grietas entre los socios europeos. «Las democracias deben permanecer unidas», proclamó.
«Hoy el mundo se enfrenta a grandes desafíos», dijo Michel. «Y, más que nunca, el mundo necesita una alianza fuerte entre EE.UU. y la UE para afrontar esos desafíos».