jhasta la difícil aceptación, el 22 de junio, de la muerte de los cinco turistas a bordo del sumergible Titán para ver los restos de cerca Titánico, los medios de comunicación de todo el mundo siguieron hora a hora los vaivenes de este intento de rescate, en el que se vieron involucrados varios Estados. La emoción provocada por este accidente ha puesto de manifiesto, por el contrario, la calma plana de los Estados y de la mayoría de los medios europeos ante otra tragedia marítima, el naufragio, una semana antes, el 14 de junio, de un arrastrero que partía de Libia con unos 750 pasajeros, en su mayoría procedentes de Pakistán, Siria y Egipto, de los que solo sobrevivieron 104 personas. Hasta la fecha, solo se han encontrado 84 cuerpos.
Queda un cálculo que casi nadie parece querer hacer, elevando el número de víctimas mortales a más de 600. Lamentablemente, este naufragio no es el primero, pero es uno de los más mortíferos de los últimos años. Sin embargo, si el naufragio, ya en el Mediterráneo, del 3 de octubre de 2013 y el ocurrido la noche del 18 al 19 de abril de 2015 provocaron una gran repercusión mediática así como respuestas de las autoridades italianas, esta enésima tragedia no tuvo efecto.
La tragedia no ha suscitado asombro colectivo, no ha sido provocada por la polémica pública sobre las políticas de seguridad que hoy son norma en casi todos los estados europeos. No ha cambiado ni un ápice la retórica xenófoba y de seguridad de los líderes europeos. En Francia continúan las negociaciones en torno a la nueva ley de inmigración, constantemente postergadas por falta de acuerdo entre la derecha y el centro derecha, con la perspectiva del cuestionamiento de las convenciones internacionales de derechos humanos, y el endurecimiento de las medidas de seguridad anti-migrantes.
El rechazo de responsabilidades
En Europa, el nuevo pacto sobre asilo y migración se trata menos de la capacidad de los países miembros para organizar un sistema europeo de asilo que de reforzar, una vez más, el cierre de fronteras y la lógica de la externalización. [consistant à délocaliser la gestion administrative et policière des migrants dans les pays de départ ou de transit].
Como ocurrió tras el naufragio en el Canal de la Mancha el 21 de noviembre de 2021, cuando los guardacostas y socorristas franceses y británicos rechazaron la responsabilidad en la tragedia, o tras el de Cutro, en Calabria, el 26 de febrero de 2023, donde están implicados policías, aduanas y guardacostas italianos, la Agencia Europea de Fronteras Exteriores (Frontex) y los guardacostas griegos se refieren a la responsabilidad de este abandono en el mar por el drama del 14 de junio.
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