En su masivo ataque contra Israel hace más de tres semanas, Hamás se llevó un valioso botín: al menos 240 almas que mantiene cautivas y espera poder canjear por miles de prisioneros palestinos. ¿Negociar o no negociar con el grupo terrorista? Esa es la cuestión que divide a gobierno y sociedad israelíes.
Aloni Emilia, de cinco años, Adar Yafa, de 85, Bibas Kfir, de nueve meses, Regev Itay, de 18 años… la lista de rehenes incluye a soldados y sobre todo civiles
Todos ellos fueron capturados y llevados a la Franja de Gaza por los más de 2.000 milicianos de Hamas que se infiltraron en Israel el 7 de octubre durante un ataque que incluyó lanzamientos de cohetes, asesinatos y agresiones contra los habitantes de las aldeas aledañas al enclave palestino.
Al menos 1.400 personas murieron y más de 5.400 resultaron heridas en suelo israelí a raíz del ataque, que marcó el inicio de una nueva guerra entre el Estado judío y el movimiento islamista.
Vivir sabiendo que tus seres queridos están en manos de Hamás «es un calvario que no le deseo a nadie, ni a mi peor enemigo», cuenta a EFE Itzik Horn, un judío de origen argentino de 71 años cuyos hijos -Eitan de 37 años y Yair de 45- fueron capturados en la aldea de Nir Oz.
«Para mí ya no hay día, no hay noche, hace semanas que no duermo», añade.
Abu Obeida, portavoz de las Brigadas Al Qasam -brazo armado de Hamas- exigió el sábado pasado la libertad de todos los presos palestinos en cárceles israelíes a cambio de la libertad de los rehenes, una propuesta que las autoridades israelíes han rechazado, al menos oficialmente.
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El ejército israelí ha publicado más imágenes de sus operaciones en Gaza.
El jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí, Tzachi Hanegbi, ha dicho que «Israel no negociará con un enemigo al que prometió borrar de la faz de la tierra», mientras que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, aseguró el domingo a los familiares de los rehenes que la oferta de Hamás es solo parte de su «guerra psicológica» y que no es factible.
Pero el jefe del Mosad, la agencia israelí de inteligencia, David Barnea, viajó a Qatar el fin de semana en una misión secreta para discutir la posibilidad de un acuerdo para liberar a los rehenes, según medios israelíes.
En escaladas anteriores, Qatar ha negociado entre Israel y las milicias palestinas, y la semana pasada, Hanegbi apuntó que la intervención catarí en aspectos humanitarios de la actual guerra ha sido «crucial». Consultado por EFE sobre estas negociaciones, un portavoz del Ministerio de Exteriores se negó a comentar.
«Si me preguntas a mí, yo negocio con el diablo, yo quiero a mis hijos» de regreso, dice Horn, con la voz quebrada.
«Que liberen a 10.000 o 20.000 palestinos, a mí que me importa», recalca este director escolar retirado.
Natali Matmon, cuya madre -Ofelia Roitman de 77 años- fue secuestrada por Hamás en el kibutz de Nir Oz, coincide.
«Yo quiero que les den todo, que la devuelvan a ella y a todos hoy, ahora», indica a EFE esta profesora de 48 años.
Un 40% de los judíos en Israel está a favor de la liberación masiva de prisioneros palestinos a cambio de los rehenes, y un 45% está en contra, según una encuesta del Israel Democracy Institute.
Valor estratégico
Matmon hubiera querido que el Ejército israelí no iniciara su incursión terrestre en Gaza, como hizo el viernes pasado, hasta que todos los rehenes estuvieran liberados.
«Pero nadie me preguntó», señala esta judía de origen argentino, en el jardín de un hotel en Herzliya, donde fue desplazada desde Moshav tras el asalto de Hamás.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, rechazó considerar cualquier alto el fuego, mientras el Ejército bombardea la Franja sin cesar y sus tropas terrestres han alcanzado prácticamente la ciudad de Gaza, dejando más de 8.500 muertos y 21.000 heridos, de los cuales el setenta por ciento son niños, mujeres y ancianos.
En tanto, historias estremecedoras de los rehenes van y vienen.
El lunes Israel anunció el rescate de su soldado Ori Megidish y el asesinato de la joven alemana-israelí Shani Louk, cuyo cuerpo, inconsciente y semidesnudo, fue exhibido en una camioneta en Gaza junto a milicianos armados.
Además, Hamas publicó ayer un vídeo que muestra a tres mujeres israelíes secuestradas en el que una de ellas implora a Netanyahu: «Libéranos ahora, déjanos volver con nuestras familias».
Desde el 7 de octubre, Hamas ha liberado a cuatro rehenes -dos estadounidenses y dos ancianas israelíes-, mientras que Israel ha arrestado a más de 1.200 palestinos en su territorio así como en Cisjordania y Jerusalén este ocupados por sospechar que tengan vínculos con las milicias.
Además, unos 5.300 palestinos están encarcelados en Israel desde antes de la guerra, según fuentes palestinas.
Horn, que también fue desplazado de su ciudad Sderot, asegura que los rehenes «dejarán de tener un valor estratégico si Israel no acepta negociar bajo ningún punto de vista».
De su lado, Matmon opina que no todos los rehenes serán liberados: «Si Hamás entrega a todos los rehenes, entonces Israel los mata a todos (los milicianos) y ya está. No van a hacer eso».