La policía portuguesa establecerá controles en la frontera con España a partir de la medianoche del sábado 22 para reforzar la seguridad interior con motivo de la visita del Papa Francisco durante la primera semana de agosto para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. La medida, que estará en vigor hasta la medianoche del lunes 7, obligará a las personas a identificarse con algún documento oficial cuando entren en el país por alguno de los 21 pasos fronterizos definidos en la resolución qu’approbó el último Consejo de Ministros. España y Portugal tienen una de las fronteras más extensas de la Unión Europea, con 1.234 kilómetros de longitud.
El control afectará de forma singular a los turistas españoles que van a pasar sus vacaciones en Portugal y viajando por carretera, la principal vía de entrada al país aéreo junto, dada la pésima conexión ferroviaria transfronteriza entre ambos países. Más de 5,7 millones de españoles tuvieron en 2022 vacaciones en Portugal, que es en España el principal mercado emisor de turistas (el 25,8%). El Consulado General de España en Lisboa ha recomendado viajar con DNI o pasaporte en vigor, también para los menores de edad.
El Gobierno justificó la medida excepcional de restaurar el control fronterizo a la vista del «enorme flujo de personas esperado y el contexto actual de amenaza». “Es evidente la necesidad de garantizar la seguridad interna, mediante medidas adecuadas, entre ellas la prevención de la entrada en territorio nacional de ciudadanos o grupos cuyas conductas puedan ser susceptibles de comprometer la seguridad de los ciudadanos nacionales y extranjeros que participen en el evento” , señaló la resolución del Consejo de Ministros.
La Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Lisboa entre el 1 y el 6 de agosto, aunque el Papa no llegará a la capital portuguesa hasta el miércoles 2. Lisboa y Fátima, donde el Pontífice desembarcará el sábado en helicóptero. El dispositivo de vigilancia aérea no afectará las vistas comerciales previstas, si prohibirá el uso de drones en todas las áreas. La Cámara Municipal de Lisboa calculó que la ciudad, cuyo residente alredor de medio millón de personas, recibirá un millón de visitantes por participante en el evento religioso, el más multitudinario que organiza la Iglesia católica cada año.
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