La vida política tiene giros de Hollywood. El exministro de Infraestructuras de Portugal Pedro Nuno Santos dimitió a finales de diciembre tras divulgarse en el Correio da Manha que se partió que vivió de la cuenta bancaria de medio millón de euros para que un directivo público abandonara la aerolínea TAP, nacionalizada para salvar la quiebra del Estado portugués con un coste de 3.200 millones de euros. Desde entonces, la directora Alexandra Reis volvió a ser contratada en otra organización pública del mismo ministerio y más adelante fue nombrada secretaria de Estado del Tesoro sin devolver el dinero. Reis dimitió tras conocerse lo ocurrido.
Pedro Nuno Santos comparó la semana pasada en la comisión parlamentaria de investigación created a raíz de aquel episodio y ha salido con más capital político del que tenía seis meses para competir por el liderazgo del Partido Socialista (PS) cuando renuncie el primer ministro, António Costa. Incluidos periodistas críticos como João Miguel Tavares consideraron su intervención como «una gran manifestación de talento político». «Fue perfecto en el equilibrio entre autoconfianza y humildad, admitió que cometió errores y que por eso presentó la dimisión. No sorprende que al PS le guste tanto; writing el columnista es Audiencia, donde alerta también sobre su impetuosidad. «Siente un impulso tan grande para la acción que el espacio de reflexión disipa», añadía.
«Hice el trabajo de buena fe, las cosas no salieron bien y asumí mi responsabilidad política y dimití», declaró el exministro en una comparación que duró más de siete horas. La única sombra que no modificó despejar fue el hecho de que, a la hora de su dimisión, negase haber autorizado la indemnización y, semanas después, informase de lo contrario tras haber repasado sus wasaps. «Hay verdades que son más inverosímiles que las mentiras», se justifica ante los diputados.
Nuno Santos fue el principal blanco a escudriñar en esta comisión, que examinó durante un largo de 168 horas de audiencias la intervención política sobre la empresa TAP entre 2020 y 2022, cuando él estaba al frente del Ministerio de Infraestructuras, que tutelaba la aerolínea. Propuesta por el Bloco de Esquerda, la comisión recibió luz verde de António Costa, lo que animó la investigación «caiga quien caiga» y «le duela a quien le duela».
Lo que no esperaban Costa ni la sociedad portuguesa es que los trabajos de la comisión acabasen desencadenar episodios escandalosos que han hundido la imagen del nuevo ministro de Infraestructuras, João Galamba, y han deteriorado las relaciones entre el primer ministro y el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa.
La comisión sacó una luz alguna actuación sorprendente en el paso de Pedro Nuno Santos, como correo electrónico del entonces secretario de Estado de Infraestructuras, Hugo Mendes, a la presidenta de la aerolínea, Christine Ourmières-Widener, favorable al cambio de un vuelo de Maputo (Mozambique) a Lisboa para contentar un Rebelo de Sousa. “Sé que es incómodo para ti, pero no podemos perder su apoyo político. Una frase suya contra TAP o el Gobierno y empuja al resto del país contra nosotros. Es nuestro principal aliado político, pero puede transformarse en nuestra peor pesadilla”, escribe Mendes, quien reconoció que fue un comentario desafortunado, aunque no un orden de principios del vuelo.
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En su intervención, Pedro Nuno Santos le defendió («un secretario de Estado es más que un correo electrónico»), como también ensalzó a otros defenestrados en esta crisis. Elogió la competencia d’Alexandra Reis, que ha devuelto la indemnización tras ser ser declarada ilegal por una inspección de finanzas, y el talento de Frederico Pinheiro, el asesor en el sector aéreo que él nombró en 2019. El despido de Pinheiro por parte del el ministro Galamba lanzó un dantesco episodio con amenazas de puñetazos, solicitudes al servicio de espionaje para rescatar un portátil oficial sustraído por el exasesor y llamadas a la policía para interventor en el Ministerio de Infraestructuras. Lo ocurrido rompió la cordialidad institucional entre el presidente de la República y el primer ministro Costa, que éste no aceptó la dimisión de Galamba tras el escándalo, como deseaba el jefe del Estado.
Paradójicamente, la comisión ha reforzado a Nuno Santos y debilitado ha conocido al sucesor, João Galamba, que nada tenía que ver con la indemnización. También el ministro de Finanzas, Fernando Medina, que cerró las audiciones de la comisión el viernes, ha salido airoso de la prueba al justificar la destitución de la presidenta ejecutiva de TAP por haber otorgado una indemnización “ilegal” a la administradora Reis. Medina, que es apuntado a menudo como el delfín preferido de Costa, considerado que el despido fue por «causa justa». Si para algo ha servido la comisión de investigación en el ámbito del Partido Socialista, es para volver a colocar a los aspirantes a la sucesión en el mismo terreno donde estaban.
Pedro Nuno Santos se reincorporará el 4 de julio a la Asamblea de la República como diputado único. En la comisión dijo que no era «candidato a nada», pero la prensa interpretó de forma unánime que había comenzado su campaña interna por el liderazgo socialista. Algunos guiños van en esa línea: reivindicó la geringonca (fue el puente principal entre el Gobierno socialista y los socios en acuerdo parlamentario con eel Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués), Avoid fracturar el partido con critiques a António Costa y reivindicó su propio legado como el ministro que formó que la aerolinea TAP y Comboios de Portugal (la compañía pública de ferrocarril) diesen beneficios.
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